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SALUD
NANOTECNOLOGÍA EN AYUDA DE LAS VACUNAS
En NANOBIOTEC (FFyB UBA-CONICET) investigadores trabajan para que las vacunas sean cada vez más eficientes en su tarea de inmunización.
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En la UBA los investigadores trabajan para que las vacunas sean cada vez más eficientes en su tarea de inmunización. A la vez que buscan reducir costos de producción, e incluso eliminar la cadena de frío que tantas restricciones genera a la hora de distribuir una vacuna.
En el Instituto NANOBIOTEC (CONICET-UBA), que funciona en la Facultad de Farmacia y Bioquímica, la investigadora Romina Glisoni, y su tesista Lucas Czentner, están utilizando la nanotecnología para volver más eficientes a las vacunas, es decir tecnología a una escala mil millones de veces más pequeña que un metro.
¿Qué tanto más eficientes? Por ejemplo, se podría eliminar la necesidad de mantener la cadena de frío a fin de que no se arruinen las vacunas. Ya con esto podrían llegar a lugares remotos del país, sin necesidad de mantener el frío. Otra forma de volverlas más eficientes podría ser mediante el uso de nanopartículas que potencien el efecto de una vacuna, y así podría disminuirse la dosis necesaria.
Vacunas a escala Nano
Imaginemos una pelotita tan pequeña que ni si quiera podemos llamarla microscópica, sino nanométrica, es decir, la mil millonésima parte de un metro. Esa pelotita nano se utiliza como transporte. Se le pegan unas moléculas que a su vez cuentan con las llaves para que ciertos tipos de células dejen pasar a la pelotita sin poner trabas.
Volviendo al mundo visible, pensemos en una gota que sale de la punta de una jeringa. En ella podría haber millones de esas pelotitas. Esa gota, junto con otras, se inyecta en el torrente sanguíneo de una persona y libera millones de pelotitas que cargan con una vacuna. Eso es nanotecnología, y es apenas una de las formas en que pueden volver más eficiente a una vacuna.
“Nuestra contribución desde el Instituto Nanobiotec”, explicó Romina Glisoni, “es el diseño y desarrollo de un nanosistema que sea biocompatible y potencialmente eficiente para la entrega de antígeno y adyuvante en forma simultánea y en una misma formulación y que genere el efecto adecuado”.
Una vacuna típica consta de un antígeno y un adyuvante o inmunoestimulante, el primero es una sustancia que desencadena la formación de anticuerpos, es decir soldados que van a pelear contra una enfermedad determinada. El adyuvante es una sustancia que, incorporada al antígeno o inyectada simultáneamente con él, hace más efectiva la respuesta inmune.
“Si bien este desarrollo está enfocado en la producción de una vacuna contra la enfermedad de Chagas (en colaboración con el Dr. Emilio Malchiodi, IDEHU), podría servir en un futuro como una plataforma tecnológica para el diseño y desarrollo de otras vacunas, utilizando otros antígenos específicos y/o adyuvantes”, explicó Glisoni.
¿Cómo ayuda la nanotecnología?
El sistema nanotecnológico que están desarrollando en la UBA logrará una potencial reducción en el costo de las vacunas, tanto para su desarrollo, como para luego distribuirlas entre los hospitales, y la población. Tendrá una formulación única, que evita el uso de disolventes orgánicos o equipos de alta energía.
El proceso de fabricación será más simple y más corto. Se reducirán las dosis, y uno de los detalles más interesantes es la eliminación del costo de la cadena de frío por liofilización. Este último es un proceso de deshidratación que ayuda en la conservación y en el transporte de las vacunas.
“La industria de las vacunas es uno de los sectores más desafiantes, porque los procesos de fabricación son muy complejos y costosos, y las formulaciones tienen inconvenientes con la estabilidad y requieren una cadena de frío constante”, explicó Glisoni.
“Uno de los objetivos y mayor desafío para los investigadores, es desarrollar nuevos sistemas de administración conjunta de antígenos e inmunoestimulantes (adyuvantes) probados y aprobados clínicamente con una mejora potencial en: (i) manufactura, (ii) estabilidad, (iii) costo, (iv) perfil de seguridad y (v) eficacia. En estos aspectos que menciono es dónde la nanotecnología viene a contribuir fuertemente”, dijo la investigadora.
“Además”, aclaró Glisoni, “es importante mencionar que en el diseño de nanovacunas el tamaño de partícula es relevante. En el momento de la inmunización, necesitamos contar con un tamaño adecuado de partícula para que dichas partículas puedan viajar por los vasos linfáticos, ser captadas por macrófagos, luego ser transportadas por células dendríticas y ser presentadas por las células presentadoras de antígenos y activar la respuesta T-inmune. Es así que estructuras de mayor tamaño se encontrarán dificultadas para ser captadas y transportarse correctamente por el torrente linfático”.
Romina Glisoni es farmacéutica egresada de la UBA, y doctora en el área de nanomedicina de la Facultad de Farmacia y Bioquímica. Es investigadora de la UBA-Conicet, Profesora Adjunta de la cátedra Tecnología Farmacéutica II, y Profesora Responsable de la Materia Desarrollo Galénico. También forma parte de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Nanomedicinas (Nanomed-ar).
“En los últimos años, me encuentro fuertemente abocada a la modificación química de la superficie de nanoestructuras para el direccionamiento activo en el diagnóstico y tratamiento del cáncer, y en el diseño y desarrollo de nanovacunas”, explicó Glisoni. “Además, realizo asesorías técnicas y actividades de I&D relacionadas en el marco de transferencia tecnológica para reconocidos laboratorios de la industria farmacéutica”.
Fuente: UBAHoy